- Por Mauricio Goyochea
Viernes 6 de la tarde: en esta época de otoño el sol se apura más rápido por bajar y darle entrada a la noche. A raíz de esta época de pandemia y aislamiento, los contactos y encuentros dejaron de ser cara a cara para ser realizados por llamadas o videollamadas, como en este caso en que nuestro entrevistado, el atleta Gustavo Frencia, aceptó realizar una videollamada y compartir esa tarde del viernes para poder hablar de su trayectoria deportiva y de su vida.
Desde el living de su casa, Gustavo se mostraba con auriculares y abrigado por una gran campera encima. Se veía que estaba entusiasmado por poder responder y hablar un poco de su vida. Lo que inicialmente le prometí como “una charla de 20 minutos”, se extendió a poco más de media hora.
Tengo entendido que naciste en Tucumán, ¿es así?
-Sí, nací en Tucumán, pero cuando tenía 5 años me vine a vivir a La Rioja junto a mi familia.
La familia de Gustavo, está compuesta por su padre, madre, 2 hermanas mayores y 2 hermanas menores, que se instalaron en el barrio la Florida, ubicado en la zona de La Quebrada. Gustavo también reconoce que fue un niño inquieto, curioso y que se la pasaba jugando. Aquel niño fue a la escuela de la Quebrada y luego a la escuela Caudillo Libertador y, sin esperarlo, cuando terminó la secundaria, fue el momento exacto en el que su mundo cambió.
¿Dónde comenzaste a practicar atletismo?
-Cuando terminé la primaria comencé a ir a la escuela E.P.E.T N° 1. Tenía Educación Física durante la mañana en el centro 5 y veía a los chicos como entrenaban y corrían; eso me llamaba la atención, ver cómo corrían. Por mi parte yo siempre supe que tenía resistencia y además me gustaba correr, así que decidí hablar con el profesor Domínguez y me dijo lo que tenía que hacer para empezar a entrenar. Así comencé. A las pocas semanas conocí a un entrenador que vivía en el barrio El Libertador, llamado Esteban Díaz, y como me quedaba cerca decidí entrenar con él para no ir al Centro 5, que me quedaba lejos.
Trabajé varios años con Esteban. El primer año que entrené con él clasifiqué a “Los Juegos Evita” y así, cada año me comenzó a ir mejor, iba cumpliendo metas y viajando para competir. En lo que es menor y juvenil gané muchísimos campeonatos y competencias a nivel nacional. Cuando estaba en mis últimos años de juvenil comencé a entrenar con un entrenador de Buenos Aires y así fue que empecé a tener un entrenamiento más profesional.
La elección de una profesión es un momento cúlmine en la vida de cualquier joven. En el caso de Gustavo, descubrió su vocación a medida que crecía en el atletismo: ese gusto que tenía por correr en la pista, ganar competencias y viajar, lo encaminaron al profesionalismo. “Cuando tenía 17 años, competía de manera profesional y a los 18 estaba ganando competencias a nivel de elite y le estaba ganando a los mejores de Argentina, así que en ese momento decidí dedicarme de manera profesional en el atletismo”, sostiene Gustavo reconociendo que tuvo suerte, ya que siempre contó con la oferta de un sponsor para poder competir.
¿Tu familia te bancó siempre en el deporte?
-Sí, mis padres querían que haga algún deporte, así que siempre me apoyaron bastante. Por ahí costaba comprarme zapatillas o algo para tener, pero la verdad no me puedo quejar, siempre me apoyaron hasta el día de hoy y están interesados en cómo me va, cada vez que viajo están expectantes por lo que suceda.
Económicamente hablando, ¿tuviste problemas para practicar deporte?
-Sí, siempre lo económico se me complicó bastante. Cuando empecé a competir entré en un programa de “semillero” de la Municipalidad y, si bien era una beca chiquita, me ayudaba para poder comprarme zapatillas y cosas así. Siempre costó el tema económico, hasta el día de hoy me sigue costando. La Rioja queda lejos de todo, la mayoría de las competencias son en Buenos Aires y cuesta viajar pero bueno, trato de ver todo con tiempo con los sponsor, para costear los gastos.
¿Cómo es trabajar en La Rioja en donde el deporte no es profesional?
-En lo que a ingresos respecta, siempre ganaba dinero en las competencias. Muchas veces los organizadores de las mismas me pagaban para poder participar y también ganaba los premios que me servían para sustentarme pero, profesionalmente, el atletismo no solo en La Rioja sino también en Argentina, es amateur, nunca se le da importancia como a otros deportes. Personalmente yo comencé a trabajar en la Secretaría De Deportes de La Provincia, así que ahora tengo un ingreso permanente para no estar compitiendo constantemente por dinero y así poder prepararme para competencias de manera específica, sin romper el cronograma de entrenamiento.
La media maratón de New York se realizó en el año 2018. Gustavo, que ya tenía experiencia en carreras a nivel internacional, participó en los 21 kilómetros. “Yo viajé en Marzo, el clima en Estados Unidos era muy frío, y el día de la competencia había 4 grados bajo cero”, contó Gustavo. Asimismo reconoció que el clima le jugó una mala pasada. “Empecé a sentir mucho frío en las manos, se me congeló la nariz, fue una competencia dura y no competí como yo espera”, dijo. A pesar de ello, Gustavo pudo ser reconocido como el mejor latinoamericano en la carrera al obtener el puesto 41º, en lo que él cataloga como la carrera “que más le costó”.
Lo insólito y más triste de aquel día, fue que le llegó la noticia de que su vivienda había sido robada. “Me dio más bronca porque estando allá, no podía hacer nada”, reconoció Gustavo y, una vez llegado a La Rioja, tuvo que comenzar a reparar todo lo destruido en su hogar.
Los entrenadores, son una pieza fundamental en todo deporte, son ellos quienes no solamente guían al atleta sino que también lo forman como persona. En el caso de Gustavo, pudo trabajar con dos entrenadores de un gran prestigio como lo son Jorge Basiricó y Adriana Calvo. Trabajaron juntos en el equipo Fila de Argentina desde el año 2013 hasta el 2019. “Sentía que mi ciclo ya estaba cerrado pero igualmente siempre recordaré el cariño por más que profesionalmente no trabajemos”, declaró Gustavo y, del mismo modo, reconoció a Jorge como uno de sus mejores entrenadores relatando: “con él estuve en la mejor parte de mi carrera deportiva”.
¿La cuarentena te abrió una puerta para los juegos olímpicos?
-Esa es la idea. El primero de enero se abre la plaza para clasificar a los Juegos Olímpicos, aún no he corrido la distancia de maratón, pero me gustaría hacerlo y probar para saber las posibilidades que tengo de hacer la marca. Sé que es difícil pero voy a intentarlo y, si no, me seguiré preparando para los próximos juegos.
Ser un ejemplo o no serlo, es una cuestión que les toca a aquellos atletas reconocidos por sus logros. Para Gustavo esto es un tema que no le incumbe tanto, ya que no se considera un ejemplo y trata de ser él mismo, pero aun así reconoce: “Hay mucha gente que me dice que soy un ejemplo, eso me pone contento, pero trato siempre de ser yo mismo”.
Otra cuestión importante en la vida del atleta es la vida después del retiro. A pesar de encontrarse en una etapa de madurez en su carrera, Gustavo tiene en claro que su futuro se encuentra siendo dirigente en el atletismo, su objetivo a futuro tiene que ver con “seguir mejorando cosas de la Federación Atlética y seguir ayudando a otros atletas”. Tiene en mente las cosas que se deben mejorar en el atletismo, como crear una pista, mejorar el sistema de clasificación y fundamentalmente apoyar a los atletas tanto juveniles como profesionales.
¿Qué te dio el atletismo?
-El atletismo te cambia la vida, te hace conocer personas buenas, te abre muchas puertas y gracias al atletismo pude conocer muchos lugares que nunca hubiese conocido.
¿Te imaginás tu vida sin el atletismo?
-Sí, siempre (risas). Supongo que hubiese estudiado alguna carrera, es muy incierto pero tal vez sería aburrida. Con el atletismo tengo algo que hacer siempre y estoy constantemente ocupado.
¿Cuáles son tus sueños y qué pensás que te queda pendiente?
-Me gustaría clasificar a un Juego Olímpico, es algo pendiente y sé que tengo que trabajar mucho para poder lograrlo. Esa es mi máxima aspiración, lo que me falta es consolidarme más en el atletismo. Soy consciente de que me falta mucho por hacer y tengo bastante camino por recorrer, espero seguir haciendo récords provinciales y nacionales.