Arquero ilustre del Club Atlético Américo Tesorieri con más de 20 años en el fútbol. El próximo año será el retiro de esta figura que marcó las canchas de La Rioja.

- Por Celeste Toledo
Mientras la pandemia continúa, tuvimos la oportunidad de hablar con Alejandro Corzo, quien nos brindó esta entrevista sobre su vida deportiva. Se trataron temas como sus inicios, los goles que convirtió como arquero, su visión del fútbol riojano y, por supuesto, las cábalas que lo caracterizan dentro de la cancha.
Alejandro Corzo pasó por diferentes clubes, entre ellos Estudiante, Andino, Unión y Defensores de la Boca, pero el que lo marcó para toda la vida fue Tesorieri. “Me abrió las puertas, es donde mejor me siento. Hace más de 15 años que me desempeño en este club y será en el que me retiraré, donde tengo a mis amigos. Espero poder lograr un campeonato más para así despedirme de toda la gente que me brindo su cariño”, expresa Corzo.
Asimismo, cuenta que su partido más importante en “Tesho” y el que toda la gente recuerda fue la del final del Torneo del Interior en Córdoba.
“Ganamos por penales, un logro muy importante para la institución. Hasta el día de hoy la gente recuerda cuando un 24 de abril de 2014 logramos el ascenso. Seguimos siendo el único equipo en la provincia que ha obtenido ese logro”.

Este jugador, con una gran trayectoria en su espalda, habla del gol más importante de su carrera. “Para mí el mejor gol que hice fue uno de cabeza que me tocó hacerle a Defensores de la Boca en el estadio, en 2011. Ese gol quedó en la historia porque es el único gol que hizo un arquero en la provincia, no siendo un penal, sino en el juego, de cabeza. Ese entrañable gol fue importante para mí y para el recuerdo de todos los hinchas”, remarca Alejandro.
Y como todo futbolista, siempre hay lugar para las cábalas. En el fútbol no existen las supersticiones, todo vale cuando se entra en la cancha y así nos lo confirma:
“Soy muy cabulero, siempre uso un buzo verde con el que conseguí todos mis campeonatos, me suelen decir que lo cambie, pero es mi cábala. También tengo una calza, un par de botines que siempre uso, la marca de guantes… creo que me he vuelto muy cabulero”.
Alejandro dejó en claro el rol del arquero, en el que no todo es esplendor. Al ser un puesto en el que se está solo en el arco, se lo menosprecia. Ser arquero conlleva muchas responsabilidades, “es sacrificado porque tenés que tirarte, recibir pelotazos. Por ahí podes atajar bien 90 minutos y en el minuto 91 te hacen un gol y te convertís en el peor, entonces es un puesto muy ingrato, pero lindo para arriesgarse e intentarlo”, concluye el arquero.

Su familia siempre lo apoyó en su elección. Comenzó desde muy chico, ellos vieron que era su pasión, aunque también le propusieron que estudie, que eso le iba a dar más satisfacciones. Sin embargo se arriesgó y dedicó su vida a su pasión más grande: el fútbol. También reveló que algunas veces dejó su vida personal de lado por esta disciplina. “Yo lo tomé con mucha responsabilidad. He dejado muchas cosas por jugar al fútbol, deje de tener vacaciones porque jugábamos en verano los Torneos del Interior Argentino B y dejé otras cosas también. Aunque el fútbol de nuestra provincia no es profesional, uno lo toma con esa responsabilidad”, sostiene.

Desde su mirada sobre la precariedad del fútbol en la provincia comenta: “Con los chicos que he compartido entrenamiento, les dije que primero estudien y después lo usen al fútbol como hobby, que traten de buscar un trabajo. Jugar al fútbol como una diversión, porque aquí nadie vive del fútbol, no es profesional, sino un fútbol amateur. Lo primero es el trabajo, la familia y después seguir jugando”.
Así ha dedicado y dejado su vida por este gran deporte: “Siempre quise hacer bien las cosas, entrenando, cuidándome. No tomo, no fumo. Con esto no quiero decir que sea ejemplo de nadie, pero siempre he dado lo que más pude».
«Cuando deje de jugar estaré tranquilo en mi cabeza, sé que he dejado todo por jugar al fútbol y he conseguido muchas amistades, que eso es lo que me va a quedar”.
