“En el fútbol se aprenden muchas cosas, te prepara para cualquier situación”

5 septiembre, 2021
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Puntero derecho de destacada actuación a partir de  la dorada década de los años 1970, riojano por adopción y fiel defensor de sus sueños. El fútbol fue en su vida, y sigue siendo, una experiencia cargada de enseñanzas y aprendizajes. Debutó en primera división en el Club Rosario Central con tal solo 18 años. Un canalla inolvidable e histórico.

Para Ramón Cesar Bóveda, su vida “fue un éxito”.


  • Por Araceli Romero

¿Cómo inició su carrera futbolística?

Mi carrera futbolística profesional comenzó en el año 1961 y finalizó en 1986. Inicié cuando tenía 14 años, cuando tuve la oportunidad de viajar a Rosario a la casa de un primo, quien me invitó a una prueba que el club Rosario Central estaba haciendo en ese momento. Él ya jugaba en cuarta división del club Y así fue que me dijo “vamos formoseño”, porque yo soy oriundo de Formosa, pero me crié en la provincia de La Rioja. No dudé y asistí al club. Estuve desde las 14:00 hasta las 18:00hs, detrás del tejido, viendo cómo practicaban y la cantidad de chicos como yo que había.

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En un momento, me acerco a uno de los técnicos que estaba cerca del alambrado y le digo “señor, ¿puedo jugar?”, él me mira y me dice despectivamente “¿Usted quiere jugar? ¿Usted sabe que esto es Rosario Central?”. Yo estaba con otra ropa, jeans y una remera. Le contesté que yo sí podía jugar, y fue en ese instante que me hace pasar adentro de la cancha. Me dijo que me cambie los pantalones, me dio un par de medias y la camiseta dorada. El entrenador me dice “si usted se cae o le pega mal a la pelota, yo lo saco y lo corro, porque mire que estoy haciendo algo que nunca hice con usted, pero como es caradura, lo hago pasar”.

  • Me dieron solo 15 minutos en los que yo tenía que mostrar todo mi potencial, habilidades técnicas y lo que sabía hacer. En esos minutos yo hice 3 goles, y el entrenador me pregunta en qué puesto juego, a lo que yo respondí que de 9 pero, por mi altura, no creía que jugara como delantero. Al ver mi capacidad, se acerca a mi lado, me abraza y me dice: “Hoy usted firma para Rosario Central”.

De esta forma fue como inició mi carrera, jugando 4 años en las inferiores hasta que fui escalando y pude llegar a jugar en primera división. Debuté a mis 18 años en Rosario. 

¿Cómo fue su entrenamiento?

-El entrenamiento es fundamental. Junto a la disciplina, conlleva un gran esfuerzo y trabajo de superación, de quedarnos después de cada entrenamiento riguroso practicando aquello que nos salía mal para poder mejorar. Evaluábamos nuestro rendimiento y cómo nos había ido en el partido para enfrentar los errores. Hay cosas que son muy particulares, y cada jugador debe realizar para perfeccionarse, para alcanzar grandes logros. El fútbol es eso: sacrificio y perseverancia. 

¿Qué legado le dejaron sus entrenadores?

Yo tuve la suerte de tener los mejores técnicos del mundo, como Pizzuti, Labruna, Tulio Zoff, Menotti, Zubeldía en Colombia, Sivori, entre otros. Todos estos técnicos te dejan algo en tu vida deportiva. Yo tuve una buena base, con entrenamiento, disciplina, perseverancia y el estar al 100% con tu disciplina y con lo que elegiste, te prepara para enfrentar la vida, cualquiera sea la circunstancia que se presente. 

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¿Resultó un gran sacrificio realizar este deporte?

Fue sacrificado, duro. El desarraigo me pegó mucho, era muy chico. Un día en bicicleta hice 140 kilómetros porque me quería volver a Formosa. La policía me buscó y me trajo de nuevo al club.

Como me gustaba tanto el fútbol soporté muchas cosas. El fútbol es difícil. no es tan fácil, hay que dejar cosas de lado, más a una edad temprana. No se puede tener nada paralelo que tenga el rol de una distracción.

¿Cómo fue su paso por la Selección Argentina?

Tuve la oportunidad de jugar con la Selección Argentina, fui preparado para participar en el campeonato sudamericano en el año ’75. Allí jugué con Mario Alberto Kempes, Osvaldo Ardiles, Hugo Gatti, Alberto Tarantini, Ubaldo Fillol, entre otros grandes jugadores. Disputé 7 partidos junto a nuestra selección. En ese mismo año me venden a Atlético Nacional de Colombia y yo tuve un problema en mi rodilla derecha paralelamente. A raíz de eso me operaron y, a los 40 días de una buena recuperación, viajé a Colombia. Allí fui campeón nacional también, con Atlético. 

Antes de trasladarme a Colombia participé de un partido a beneficio de Uniceff y realicé una gira con la selección,  viajando a Europa, más precisamente a Suiza, en donde se disputó un partido de europeos contra sudamericanos. Es así como tuve el privilegio de conocer grandes jugadores del mundo, como Pelé, y pude conversar con ellos. 

¿Qué significó su paso por Colombia? 

Mi paso por Colombia fue una experiencia inolvidable. Tuve la oportunidad de ser titular y la gente me quería mucho, ese aprecio es un gran regalo. Muchas cosas sucedieron en esos años, tanto buenas como malas. Me encontraba en otro país, experimente cosas nuevas… es una cultura distinta a la nuestra. 

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Ramón Bóveda en su paso por el Atlético Nacional de Colombia

En el día del debut, cuando entré a la cancha, pusieron un tango y luego el Himno Nacional Argentino. Eso me hizo sentir muy querido, fue un gran halago para mí. Además era mucha presión porque yo llegaba como una solución para el equipo, yo me encontraba en un nivel de selección y me buscaron para que pudiera cubrir un lugar solucionando los problemas del equipo. Era una responsabilidad muy grande. 

A través de las competencias fui creciendo. Sostengo que jamás se termina de aprender, e incluso sigo aprendiendo cosas en todos los aspectos, no solo futbolísticamente. 

Ese día, en mi debut, yo hice el gol del triunfo. Fue una experiencia maravillosa.

¿Cómo fue su regreso y su posterior retiro?

A la Argentina regresé en el año 1978 y volví a Rosario Central, el club que me vio nacer, por dos años más. La gente me seguía queriendo, y además fuimos campeones ese mismo año. Posteriormente, ya con 32 años, me fui a Platense, un equipo que acababa de irse a la B. Es un gran club y me fue muy bien; allí aprendí muchas cosas. Jamás fui con una mentalidad de que yo sabía todo y creyéndome un ser superior, siempre mantuve mi humildad, el hacer las cosas con deseo de progresar, sin alardes o soberbia.

Tiempo después empecé a jugar en Sarmiento de Junín, que ya estaba en primera división. También jugué un tiempo en Unión San Vicente de Córdoba.  

Finalicé mi carrera futbolística en el año 1986. Luego de mi retiro, me trasladé a la provincia de La Rioja donde se encontraba mi madre desde hace mucho tiempo, ya que ella se había mudado a esta provincia poco tiempo después de que ingresara a Rosario Central. Fue así que me radiqué desde el ‘86 en Villa Sanagasta, un pueblo cercano a la Capital riojana, lugar que desde mi juventud yo solía visitar en mis vacaciones. Quedé tan admirado que yo siempre supe que mi hogar estaba en ese pueblo.

¿Qué enseñanzas le dejó el fútbol?

-En el fútbol se aprenden muchas cosas, te prepara para cualquier situación. Yo siempre creo en la ley de la recompensa: por todo el sacrificio y esfuerzo que una persona hace, llegan los resultados y se nos compensa con cada acción y logro al que le atribuimos un esfuerzo. Todo tiene su tiempo en la vida y eso me llevó a tener una hermosa carrera, no me quejo. Lógicamente también conocí mis límites, siempre buscando mejorar. También gracias al fútbol desarrollé más los 5 sentidos, porque aprendí a concentrarme, a tener una rapidez mayor, a saber qué va a hacer el otro jugador o cómo va a reaccionar mi compañero, y son cosas que suceden en pleno partido.

 Lo importante, que siempre destaco, es la unión en el grupo, y se nota en los momentos difíciles. El ayudarnos y motivarnos entre todos contribuye una gran ventaja, a diferencia de otros equipos que no tienen esta unión o sentimiento de pertenencia. En un partido, todos tenemos nervios, por más profesional que seamos y, si no se tiene nervios, es porque somos irresponsables. Da lo mismo que esté lleno el estadio o no, el que es responsable siempre tiene nervios, en todos los aspectos. 

Descubrí además que podemos cambiar el estado de ánimo del público a partir de nuestro rendimiento, lo que significa una gran responsabilidad. Lo peor es que tu hinchada no te quiera. Desde mi experiencia siempre le atribuí un gran respeto y defendí la camiseta.

Otro aspecto que trabajé constantemente en mí tiene que ver con una buena conducta,no solo como jugador sino también como persona, tener cuidado con nuestras maneras de actuar, ya que hay muchos chicos que nos miran y quieren imitar. Por eso hay que tratar de que imiten lo bueno que nosotros damos. 

El fútbol además de darme tantas alegrías, me enseñó muchas cosas y me hizo conocer también mis límites. Gracias a todas estas experiencias crecí como personas y aprendí mucho de mis entrenadores, que nos instruían como futbolistas pero también nos enseñaban sobre la vida. Yo siempre agradezco a Dios porque de él dependemos. 

Estoy orgulloso de todo lo que viví, de los sueños que cumplí. Mi vida fue un éxito.

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